26 de diciembre de 2012

Somos seres humanos y tenemos el fuego creador y destructor de la libertad.

Si se adopta una perspectiva sociológica reduccionista y trata de reducirse la conducta humana a una mera respuesta predecible a partir de los inputs de orden superior, entonces se está negando la posibilidad de la libertad. Se objetualiza al sujeto. La responsabilidad moral desaparece al precio de convertir a un agente moral, capaz de hacer el bien y el mal, en un paciente moral, capaz sólo de sufrirlo.

La progresiva aplicación de técnicas de control social y propaganda, cada vez más desarrolladas, ha permeado en  el subconsciente colectivo, generando una semilla de indefensión adquirida que va creciendo.  Eso facilita enormemente una gestión política del decrecimiento favorable a los intereses unas élites que son las que controlan esas técnicas.

Esa indefensión adquirida y la asunción por parte de los individuos de que en realidad son sólo producto de las circunstancias (de sus inputs), fomenta en los individuos una actitud pasiva ante la constante pérdida de posiciones económicas y sociales que les afectan. Su actitud frente a eso no es recuperarlas luchando, reconstruirlas, retomar el poder.

La actitud, acorde a esa autopercepción como objeto y no como sujeto, es quejarse y convertirse en víctimas. Salir en procesión pidiendo a los superiores (en ese esquema asumido subconscientemente) que nos resuelvan el problema. Procesión para que llueva en lugar de gestionar el agua.

Yo niego la mayor y les digo que no conozco una sola persona cuyo comportamiento sea predecible, y tampoco lo somos en grandes grupos. Podemos actuar y transformar el mundo con una cierta autonomía. El poder es sólo ilusión de poder, se mantiene hasta que se derrumba.

No es A y b, sino a=b. No nos diferenciamos, podemos derribarlos, o apoyarlos, sustituirlos o mantenerlos. Desde un punto de vista íntimo, todos tenemos el potencial de convertirnos en un A para nosotros mismos. Los A nacen, crecen, se reproducen y mueren. A veces tienen almorranas como todo el mundo. No tienen ni la mitad de control de lo que les interesa hacernos creer.

El victimismo y la objetualización del individuo potencian la sumisión mas servil, aquella del esclavo que no cree posible la liberación, del que sabe que es una ilusión y decide creerla, por miedo y pereza. Es importante zarandear a nuestros semejantes una vez en su vida y gritarles que despierten y se hagan cargo de su vida y la de los que aman. Todo el mundo merece que eso le pase al  menos una vez. Que le agarren por los hombros y le digan, "eres algo, siempre lo serás" "debes hacerte cargo de tu vida" y "no te quedes inmóvil con esa desesperante postura de superioridad moral paralizante, haz".

Un abrazo a todos los seres libres que arden con su propio fuego.


Nota: Comentarios deshabilitados. Si quieres compartir tu opinión con nosotros (y estamos deseando leerla) por favor pincha el enlace y dirígete al foro de transicionestructural.net

Si te ha gustado la entrada considera compartirla en tus redes sociales favoritas o enviarla a tus contactos. Gracias!