5 de marzo de 2013

Transición a una nueva cultura del trabajo y la productividad

Que 8 horas sea un óptimo de productividad me parece mucho aceptar, yo lo reduciría 2 o 3 y hay otra alternativa que no se contempla: los expertos superproductivos trabajan 8 horas diarias para alcanzar una productividad óptima, y cuando el proyecto se termina, se pasan una temporada sin trabajar, o trabajando una jornada menor.

Esta irregularidad, que nos puede parecer extraña, es como ha trabajado la inmensa mayoría de la humanidad hasta la revolución industrial. Labores estacionales, dependientes del clima y de otros muchísimos condicionantes. Lo anormal es el trabajo de 8 horas todo el año con un mes de vacaciones como norma universal: es un one size fits all, y como tal está abocado al fracaso.

Por lo menos yo siempre he tenido clarísimo que uno de los problemas subyacentes del desplome estructural que vivimos es que seguimos utilizando métodos de organización del trabajo industriales cuando la inmensa mayoría del trabajo ya no es industrial; y sobre todo, cuando en los últimos 30 años la informatización y las redes han creado unos requerimientos de trabajo que se dan de hostia limpia con la organización industrial.

Una economía sana, ante cambios profundos en las condiciones de productividad, sería capaz de proponer una docena de alternativas (trabajo irregular, trabajo por proyectos, trabajo a tiempo reducido, minijobs; ese era el sentido de mi referencia a la organización del trabajo en proyectos de software libre), en múltiples combinaciones, para absorber el golpe. Es nuestra economía enferma la que sólo contempla una posibilidad, el trabajo indefinido a tiempo completo; las alternativas existentes como la media jornada son consideradas versiones degradadas del mismo, igual que el alquiler se considera una alternativa degradada a la propiedad (profecía autocumplida, porque se legisla para que sean alternativas degradadas). Y por supuesto, no puede encajar el golpe. La RBU puede tener su lugar, pero la dicotomía planteada entre una clase productora a tiempo completo y una clase subvencionada perceptora de RBU sin trabajo remunerado sería una situación antitransicionista. Para sanear la economía es imprescindible empezar a desarrollar un mayor abanico de posibilidades laborales.

Un último punto: recordemos que la burbuja (en el sentido más amplio de la palabra, no la burbuja inmobiliaria española), que ha jodido las valoraciones y los precios de todo, también ha jodido la valoración y los precios de la productividad. El único problema de los minijobs es que con uno no llegue para vivir. Pero no dan lo suficiente ahora que los precios de todo y el reparto de la productividad están completamente jodidos.

Nota: Comentarios deshabilitados. Si quieres compartir tu opinión con nosotros (y estamos deseando leerla) por favor pincha el enlace y dirígete al foro de transicionestructural.net

Si te ha gustado la entrada considera compartirla en tus redes sociales favoritas o enviarla a tus contactos. Gracias!